Pedro José Iraola, uno de los pobladores que se acercaron hasta la plaza céntrica aquel 12 de octubre de 1881, ya cuenta con el necesario homenaje en el os pasillos del Museo Histórico Regional, donde colocaron un busto
Iraola fue clave para redactar el acta fundacional de la Ciudad de Necochea y dejar estampada su rúbrica, junto a personalidades del calibre de Ángel Ignacio Murga o Victorio de la Canal, en aquel documento que dio vida a la cabecera de nuestro partido.
La obra fue esculpida por su propia nieta, Stella Maris Díaz Iraola, quien se acercó hasta la casona enclavada en pleno corazón del Parque Miguel Lillo para hacer entrega en persona de esta donación al actual responsable de la entidad, Matías Criado.
En la Sala de Los Fundadores, la mujer radicada en la ciudad de Buenos Aires explicó que “quería hacer un homenaje para que nadie se olvide de él y para que la gente lo conozca”, ya que “fue una persona muy amada”.
Contando un poco sobre la historia de don Pedro, la artista plástica señaló que “vino de San Sebastián, se enamoró de mi abuela en Mar Chiquita y, junto con ella, tuvieron once hijos, cinco mujeres y seis varones. Yo soy hija de una de ellas, Amalia Iraola”.
Además, “fue corresponsal de la Revista espiritista, muy importante en España, y trabajaba con de la Canal con equinos”. Cuenta la leyenda que era amigo del reconocido curandero argentino Francisco “Pancho” Sierra y que “tenía un don importante”, reveló su nieta: “Con un vaso de agua curaba a la gente que tenía algún problema físico. Lo llamaban el curandero de aguas blancas”.
Stella Maris no es necochense, pero se siente como una más cada vez que pisa estas tierras. “Vengo desde chiquita, mis padres tenían una casa que vendieron, pero yo sigo viniendo porque amo Necochea, es la mejor playa argentina y cada vez la quiero más, más y más. Disfruto cada vez que estoy, su gente es divina, amorosa, me encanta todo”, aseguró.
Sobre la idea de crear este busto, la nieta de Iraola contó: “Yo me dedique al arte, y lo que más me gusta es hacer escultura. Un día me dispuse a hacer este trabajo para mi abuelito, que tanto amo, así que lo dono con todo mi amor y con todo gusto. Estoy orgullosa de él, quería homenajearlo y darlo a conocer a la gente”
Finalmente, Stella Maris habló maravillas sobre el museo, recomendó visitar la Sala de los Fundadores, “que es muy importante”, y conocer “todos los recuerdos, el moblaje antiguo, la ropa, muchas cosas interesantes de esa época y en el marco de esta casona divina”, en la que desde hoy perdurará en la memoria de los necochenses la imagen de su abuelo.