La fiesta del aniversario de Necochea este año tuvo una propuesta especial, El Espacio Azul, un lugar donde se desarrollaron actividades con el objetivo de brindar tiempo de calidad y calma a personas con alguna dificultad sensorial.
El otro dato es que funcionaba antes de que comiencen los ruidos propios de una celebración con espectáculos y mucha convocatoria de público.
Lo bueno fue que sirvió como un punto de inclusión y encuentro para las niñeces, pero también para adolescentes y adultos, quienes se acercaron en sus dos días de puesta en marcha para compartir un momento de relajación y juego.
El colorido punto, ubicado en el bulevar aledaño a la manzana este de la Plaza Dardo Rocha, donde se desenvolvieron los talleres y actividades recreativas planificadas por la Secretaría de Desarrollo Humano y Políticas Sociales, contó en esta ocasión con la organización conjunta entre la Dirección de Discapacidad y Tercera Edad y el emprendimiento Upa Integración Sensorial,
“No fue solo para personas con discapacidad, sino que estuvo abierto a todas las personas”, dejó asentado Gastón Boldrini, titular del área municipal, antes de comentar “el Espacio Azul buscó dar respuesta y trabajar con diferentes estrategias, a través del juego, para que todos puedan ser parte y disfrutar”.
Lucía Martino es la fundadora de Upa, un proyecto que nació hace 4 años en el ámbito terapéutico en el que se desempeña. Trabajando con sus propios materiales de integración sensorial se dio cuenta de que eran de gran resultado en la vida diaria de los niños, jóvenes y adultos que los utilizaban. Ahí fue cuando nació el emprendimiento y la joven comenzó a escribir sobre el tema y a vender sus creaciones.
Sobre las sensaciones que dejó la participación en la fiesta de cumpleaños de Necochea, desde una perspectiva bastante diferente a la que tuvieron las demás atracciones, Lucía confesó que “hemos vivido un momento soñado, porque vimos el resultado positivo: cómo las madres llegaban con sus reposeras y se quedaban a tomar mate; cuando ahí mamás que se tiene que ir a la media hora porque los nenes no pueden tolerar la espera, no pueden tolerar el ruido”.
“Ahí nos dimos cuenta de que realmente estábamos haciendo un lugar para ellos. La verdad que fue un espacio muy significativo para la ciudad”, aseguró la emprendedora, prometiéndose volver para generar más de estas alternativas en un futuro no tan lejano.