Por Osvaldo Cornide (presidente honorario de CAME).- En plena crisis inflacionaria, hay que revisar las políticas que hicieron realidad la lucha contra los precios. Arturo Frondizi asumió con hiperinflación y se fue con deflación. Para bajarla, se apoyó en cuatro herramientas.
Racionalización del sector público, fuerte apoyo a la inversión nacional y extranjera, créditos accesibles, y desgravaciones impositivas para multiplicar la producción de energía e insumos industriales esenciales para el crecimiento.
Sus dos primeros años fueron difíciles, porque asumió con aceleración inflacionaria, crisis energética, déficit de balanza de pagos, sin reservas en el Banco Central y el país quebrado. Pero desde fines de 1959 el plan comenzó a mostrar sus resultados:
– Frondizi logró 3 años seguidos de estabilidad. La inflación, que fue 31,6% cuando asumió y 113,7% en 1959, bajó a 26,6% en 1960, a 13,7% en 1961 y en los tres meses que gobernó de 1962, hubo deflación.
– Eso se logró mientras el país crecía (14,5% en 4 años), creaba empleo y se sanearon las finanzas públicas.
– En sus pocos años, triplicó la producción petrolera, duplicó la producción de gas, multiplicó por cinco la de acero y caucho, resolvió la crisis energética, creó una industria petroquímica que ubicó al país como segunda potencia regional en el sector, y dejó de depender de las importaciones de esos insumos esenciales para el desarrollo industrial.
– La Inversión extranjera se multiplicó por 10 y se duplicó la inversión interna.
– Las divisas que antes se gastaba en importar combustibles e insumos se destinaron a comprar equipos industriales, modernizando la industria y la infraestructura.
– Se construyeron 10.000 kilómetros de rutas en esos años, se modernizaron los ferrocarriles, se construyeron aeropuertos de alta tecnología y se abrieron cantidades de fábricas de autopartes, dando origen a la industria automotriz.
– El campo, que había sido hasta ese momento el mayor generador de divisas, también fue favorecido. La industria siderúrgica y petroquímica impulsó la incorporación de tecnologías y la provisión de fertilizantes y máquinas, que aumentaron su productividad.
Los 4 años del gobierno desarrollista estuvieron marcados por sucesivos intentos de desestabilización. Frondizi enfrentó 802 huelgas, 32 planteos militares, pero cada evento fue superado con diálogo, sin víctimas que lamentar, y dando garantías de que finalmente los resultados mostrarían que se iba por el mejor camino. Entre 1958 y 1962 tuvo muchas huelgas revolucionarias, como las petroleras, la ferroviaria, la bancaria que duró 62 días, y otras con propósitos destituyentes como fue la toma del frigorífico Lisandro de la Torre en rechazo a su privatización.
Pero Frondizi, enriquecido por los aportes teóricos de Rogelio Frigerio, tenía un plan. Quizás el único que tuvo la Argentina en su historia. Su propuesta era salir del subdesarrollo transformando la estructura de producción primaria (por entonces argentina exportaba productos sin valor agregado y con poco empleo) por una estructura industrial exportadora. Y sabía cómo hacerlo.
El gobierno de Frondizi también fue bicéfalo. Frigerio capitaneaba junto con él. Discutían, pero finalmente los egos quedaban de lado y gestionaban sin perder el objetivo, que era aumentar la riqueza del país.