Ayer con el miércoles de Ceniza se inició la cuaresma que culminará con la Semana Santa.
El Miércoles de Ceniza nos adentra en la Cuaresma, un tiempo de conversión que no se trata sólo de renunciar por renunciar, sino de dar un nuevo sentido a nuestra vida. Es un momento para renacer, para redescubrir la fuerza de la esperanza. Cada año nos proponemos vivir una Cuaresma más profunda, más transformadora.
Es por eso que desde la parroquia Nuestra Señora de Lourdes señalaron que “Jesús nos invita a vivir la oración, el ayuno y la limosna desde el corazón, sin buscar reconocimiento ni aparentar. La oración no es un monólogo vacío, sino un encuentro sincero con Dios en lo secreto. El ayuno no es sólo abstenerse de alimentos, sino aprender a renunciar a lo que nos aleja de Él. La limosna no es solo dar cosas, sino darse uno mismo, aprendiendo a amar con gratuidad”.
Luego explicaron que “no vivamos una Cuaresma sin rumbo, dejemos que sea un camino que nos lleve al encuentro con Dios, a una transformación real del corazón” y agregaron que “esta Cuaresma no sea sólo una tradición, sino un nuevo comienzo”.
A raíz de esto, para empezar este periodo, el viernes a las 19.30 se llevará adelante un Santo Vía Crucis en el citado templo de calle 6 entre 83 y 85.