Uno de los internos del Penal de Batán que está involucrado en las maniobras de venta de droga dentro de la unidad carcelaria, por las que ahora los acusa el fiscal Leandro Favaro, es Carlos Tótaro, un preso oriundo de Necochea que cumple prisión perpetua por el asesinato y desaparición del cuerpo de Norberto Baio, un episodio criminal que sacudió a nuestra ciudad en 2012.

Tótaro fue sorprendido por medio de escuchas en las que le pide a su pareja Sara Geréz que le ingrese algo “ilegal” a la cárcel: “Imaginate un pene de nylon, lo vas a tener que entrar así vos… El tema es que son dos componentes, dos polvillos, por eso después yo lo tengo que mezclar, viste, depende… Un producto se compra para venderlo y el otro es un corte, una fantochada que hacemos para aumentar la cantidad de producto y poder ganar más”.

La mujer finalmente fue detenida en junio pasado de camino a la Unidad Penal N°15 y le fue descubierta una importante cantidad de cocaína.

El punto de mayor gravedad en el caso de Tótaro es que se aprovechaba de las facilidades que le daba ser miembro de la Cooperativa Liberté. Este emprendimiento intramuros consiste, entre otros servicios para los presos, de una gran proveeduría, y en esa actividad participaba Tótaro. “Para mí es fácil poner la mercadería en algún paquete de yerba o algo y te la hago llevar”, dice una de las escuchas.

Liberté fue una creación del fallecido juez Mario Juliano, con la idea de mejorar la vida de los presos y lograr su reinserción. Tótaro fue justamente condenado a perpetua por un tribunal integrado precisamente por Juliano, aunque este magistrado se oponía siempre a la tal pena ya que la consideraba inconstitucional.

El otro de los internos, identificado como Johnatan Lettieri (32), es un convicto con múltiples antecedentes y que en 2021 fue acusado de asesinar a Javier Caballero en una casa usurpada del macrocentro de Mar del Plata.

Lettieri era investigado desde hace tiempo por la Fiscalía de Estupefacientes luego de una denuncia que daba referencias sobre el ingreso de drogas a la cárcel de Batán.

Con el correr de la investigación, que incluyó la intervención telefónica de su dispositivo, no solo se obtuvo prueba sobre cómo llegaba la droga al penal sino también que reveló la venta coordinada por él en otros en el exterior. Y que tenía como cómplice a una mujer, identificada como Karina Tadeo, con quien llevaba una conflictiva relación de pareja.

El preso en una de esas comunicaciones se queja por la calidad de la marihuana que la mujer entró a la cárcel al decirle que “estaba armando un fasito…mirando una peli con mi rancho, comimos tacos, una especie de tacos, este faso que me trajiste es pasto”.

En otro pasaje detalle que tuvo que tragar y vomitar las bolsas con drogas para poder hacerlas llegar hasta su celda: “llegue bien, no me revisaron. Me lastimé toda la garganta, largué hasta la última, hilos de sangre largaba imagínate, nunca más la próxima vez la armamos… con nailon solo me mata”.

La forma en la que la mujer hacía llegar la droga y pasaba la requisa era disimulándola dentro de su vagina. De hecho, en un momento de enojo el mismo interno es explícito en la amenaza de cambiar de “mula”: “alquilo una concha al minuto cero, boluda, si quiero hacerme traer droga” y le pregunta “¿qué sos una rana? ¿qué venís a la cárcel a traer droga nomás?”

Además, las tareas de seguimiento realizadas sobre Tadeo confirman que en un par de ocasiones que iba para el penal con material estupefacientes se detenía en la misma estación de servicios y se dirigía al baño, donde se supone que se acondicionaba la droga para luego ingresarla sin problemas.

En el amplio informe investigativo desarrollado por la División de Crimen Organizado y que empleó el fiscal Leandro Favaro para pedir el allanamiento a las celdas en Batán y a varias viviendas se descubren amenazas, transporte de droga, sextorsión y también un manejo indiscriminado de billeteras virtuales.

 

Con información de La Capital